domingo, enero 8

Miandllu


Yo creo que hay amores mucho más tormentosos que el mio, y por supuesto otros mucho más placenteros. Pero es divertido amarlo así como yo lo amo, porque se nos van los nervios peleando, extrañándonos y deseándonos, pero al final todo termina como empezó: queriéndonos igual o más que siempre.

A veces me pregunto cómo pude vivir sin su apoyo tanto tiempo. Sin sus cartas tiernas, sus besos, las caricias, los juegos, las caras divertidas y adorables que pone... Incluso amo sus momentos de enojo, porque parece un niño y mantiene a raya mis locuras de liberación irracional.
Además hay veces en las que mi vida se transforma en un infierno y de lo único que estoy segura es de que lo amo y que no quiero perderlo...

He analizado mucho lo que siento y llegué a la conclusión de que también amo su espontaneidad, que me mantiene sin aburrimiento alguno. Es que casi nunca hace lo que yo creo que hará, y me sorprende con besos robados, abrazos protectores y una paciencia infinita ante mi complejo de eterna niña caprichosa.

Yo sé que él es capaz de hacer mucas cosas por mí; incluso cosas que le desagradan. Él carga con mis problemas y los suyos, e incluso tiene la paciencia para sacarme una sonrisa cuando estoy mal.

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