sábado, enero 28

El cumpleaños de Mozart

Hoy Mozart está de cumpleaños...aunque en realidad fue ayer, porque son más de las doce.
Serían 250 años. Un poco viejo para mi gusto.

En realidad Mozart no es uno de mis autores favoritos pero su música me introduce en un mundo bello que me hace soñar mucho.

En fin, no viene al caso.

Me doy cuenta que la fórmula de la paz es tener una barrera. Generalmente la paz se perturba cuando los demás llegan con rabia. Pero puedes explicarles que estás bien y que no quieres estar mal y así el corazón se tranquiliza. El orgullo se debe dejar de lado. A veces basta respirar y decirte a ti mismo que mientras decidas estar en pie, nada ni nadie podrá derribarte.

Y es que, en el fondo, la paz es mejor que la alegría...de todas maneras.

Yo prefiero mantenerme en paz en la oscuridad que me protege antes que estar bajo una luz potencialmente dañina.

Que genial es estar así; siendo que nada podría perturbar mi tranquilidad porque superé todas las barreras que me tenían atada.
Ahora me siento más libre; nada de fortaleza, belleza, amistad, paz, alería amor. Solo es libertad lo que me da la paz, pues cobija a todo lo anterior.

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Que genial...porque si muriera hoy, moriría llena de paz y libertad... =)

miércoles, enero 11

Noche en Transilvania


Quiero solo ver que estás ahi y escucharte
pero no hacerme presente
Quiero mirarte desde la oscuridad y quedar perenne en aquél estado
Pero no deseo hacer que tu corazón de apresure ante mi contacto

Quiero hacerme daño
cual vampiro en una noche transilvánica
y demostrarte a tí y a todo el mundo
que no soy la misma que ustedes ven

Quiero demostrar que esta noche se empañará de sangre
la sangre de mi corazón roto
que nunca dejará de sangrar

Quiero llorar a escondidas y robarle el alma a todos
porque es lo único que queda...

domingo, enero 8

Miandllu


Yo creo que hay amores mucho más tormentosos que el mio, y por supuesto otros mucho más placenteros. Pero es divertido amarlo así como yo lo amo, porque se nos van los nervios peleando, extrañándonos y deseándonos, pero al final todo termina como empezó: queriéndonos igual o más que siempre.

A veces me pregunto cómo pude vivir sin su apoyo tanto tiempo. Sin sus cartas tiernas, sus besos, las caricias, los juegos, las caras divertidas y adorables que pone... Incluso amo sus momentos de enojo, porque parece un niño y mantiene a raya mis locuras de liberación irracional.
Además hay veces en las que mi vida se transforma en un infierno y de lo único que estoy segura es de que lo amo y que no quiero perderlo...

He analizado mucho lo que siento y llegué a la conclusión de que también amo su espontaneidad, que me mantiene sin aburrimiento alguno. Es que casi nunca hace lo que yo creo que hará, y me sorprende con besos robados, abrazos protectores y una paciencia infinita ante mi complejo de eterna niña caprichosa.

Yo sé que él es capaz de hacer mucas cosas por mí; incluso cosas que le desagradan. Él carga con mis problemas y los suyos, e incluso tiene la paciencia para sacarme una sonrisa cuando estoy mal.