jueves, octubre 6

Inequívoco - capítulo I

Ella pasaba sus días sola, escondida entre la multitud y perseverando por seguir viva. Prefería no hablar y se escondía entre las sombras para no ser vista por nadie.
Solía ser la única en las clases que estaba allí por la pasión de aprender algo más y odiaba que el resto hablara cuando un profesor explicaba alguna materia.
También, le parecía una horrible y enorme falta de respeto el saludar y no ser saludada de vuelta. Aquello era como una puñalada al alma, puesto que, al no gustarle hablar con los demás, solo lo hacía para saludar; y si aquella pequeña muestra de humanidad no se le tomaba en cuenta, entonces qué hacía en este mundo tan ajeno?

Cuando estaba fuera le gustaban las cosas prácticas y fáciles. Amaba la música sobre todo en este mundo y cultivaba ese placer asistiendo cada domingo por la mañana a observar a una orquesta que tocaba obras clásicas en un parque que estaba a tres cuadras de su casa. Nunca se imaginó lo que aquél gusto por la música le costaría un tiempo despúes...

Ella se había enamorado de las cosas de la vida que muy pocos apreciaban; sin embargo, le costaba apreciar lo que los demás amaban fervorosamente.

Le encantaban las cosas antiguas, y se emocionaba con tangos e historias antiquísimas de los viejos. Le gustaba todo aquello que los demás abandonaban y frecuentemente, cuando caminaba por la calle, se fijaba en grandes y añosas casas y las imaginaba en la antiguedad, con todo en blanco y negro.

martes, octubre 4

Es dificil...

La armonía se busca en las cosas más simples de la vida, como un beso, un abrazo, un poema, un triunfo, un cachorro tierno, en matar a alguien si tienes sed de sangre...qué se yo...cosas que para tí sean trivialmente hermosas..
pero es aun más simple lo que puede romper esa pequeña armonía interior que guardas contigo mismo como un tesoro oculto en un secreto hacia tu alma....y esas cosas son las que te hacen caer..y caer..y perder el aprecio por las pequeñas cosas nombradas al principio...