jueves, diciembre 8

Tiffy


Hoy lucías casi plácida, con tu osito de dormir al lado y gente al rededor velándote.

Estabas llena de flores y vestida de blanco. Eso no te hubiese gustado, verdad?. A ti te gustaba andar de negro, como a mi.

Para qué te voy a mentir, te dejé de lado. No te hice caso cuando me decías que nos juntaramos a conversar, pero sí escuchaba bien tus palabras. Aunque nunca creí que llegarías a ser tan valiente como para dejar el mundo que te vio crecer.

Nunca te lo pregunté, pero creo que querías lo mismo que yo pensé muchas veces. Es que uno sueña con que el día de su funeral llegará mucha gente y llorará por tí, te recordarán y te agradecerán. Uno también piensa que es mejor dejar esta vida antes de tiempo, y morir jóven. Morir con tus ideales de la juventud y dejar un recuerdo imborrable en todos los que te conocen.

Para qué te voy a mentir si yo muchas veces he pensado en dejar este mundo también. Yo admiré siempre la forma caprichosa que tenías de enfrentar la vida; eras tan segura de tus ideas que te volvías una persona inquebrantable, ¿verdad?
Pero te confieso que me gustaría haber hablado contigo una vez más para preguntarte tu opinión sobre ciertas cosas, para saber si yo habría hecho lo mismo. ¿Habría sido eso posible?.

Yo sé que ya no existes, pero sé que te habría gustado ver como todo el mundo se pone a tus pies por un día.

Y yo ahora me despido de tí para dar paso a tus recuerdos, que se quedan conmigo en forma de filosofía para mi propia vida.

¿Que cómo te recordaré?...bueno, como una mujer irónica, a veces alegre y por sobre todo muy segura de sus ideas. Una mujer de la cual pude aprender ciertas cosas, y por sobre todo, el capricho hecho mujer.

Nunca te voy a olvidar, no por lo que eras, sino por la marca que me dejaron tus actos...

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://soyeldiablo.blogspot.com/