
De pronto me avisan que el tiempo se acaba y debo partir.
Cargo mi caballo negro con lo necesario para sobrevivir y mi alma va rebosante de conocimientos y sabiduría adquirida de mis maestros. Confío en mis habilidades para sortear este nuevo pasadizo. "Adios, Santa Lucía". Mi corazón comienza a extrañar su hogar natal.
La luna me acompaña y los espíritus merodean inquietos por el bosque. Ellos sienten los latidos de mi corazón que anuncia la tan esperada prueba: debo entregar mi vida por el Rey si fuese necesario.
La inquisición es poderosa y vigila constantemente mi reino; El mundo no debe enterarse jamás de que mi país está envuelto en magia.
La noche no es tan oscura "Muni lucci ligtki mik".
Me adentro en el bosque y la ocuridad me rodea, ahora sí, inevitable; solo me queda confiar en el intinto del animal que me carga...